miércoles, 27 de febrero de 2013

2 años después...

Buenas noches, Onironautas.

Pues sí, llevo 2 años sin escribir entradas. Qué horror. Había abandonado este lugar por completo, aunque no ha sido queriendo, os lo aseguro.
Apenas he tenido tiempo para dedicarle, pero a partir de ahora voy a reservar 20-30 min todos los días a esta actividad. Que sinceramente, considero muy sana, divertida y entrañable.
Es una auténtica gozada reeler viejos sueños, revivir sensaciones olvidadas y recordar pensamientos antiguos.

Creo que indagar en los sueños, es descubrir partes de nosotros mismos que ignoramos u ocultamos. Incluso partes de nosotros que nos cuesta admitir, se desatan en la fiesta onírica de nuestro subconsciente.

En mi última entrada, hablaba sobre dos sueños que no iba a poder relatar:

-La Fuga del Payaso
-¿La Abducción... Extraterrestre?

Del primero ya no me acuerdo, lo siento mucho. Sin embargo, del segundo sí. Este milagro se debe a que me impactó mucho.

Era así:

Estaba yo caminando tranquilamente por la carretera, cerca de un pueblo inventado. El cielo se oscureció de repente sumiéndonos en las tinieblas. 
Las nubes se arremolinaron a lo lejos y descendieron mientras continuaban girando, hasta tocar el campo de trigo que se vislumbraba en el horizonte... se había formado un gran tornado.

Corrí con todas mis fuerzas, tratando de ponerme a salvo en el pueblo, pero el tornado parecía seguirme a mí y sólo a mí.

El corazón me palpitaba con fuerza en el pecho, me faltaba el aliento y me costaba moverme. Estaba demasiado cerca.
Entonces el tornado, despegó su extremo del suelo, buscándome y, como una aspiradora... me tragó sin contemplaciones.

Todo daba vueltas, todo era muy confuso. Ya creía que perdería el sentido, cuando me hallé tumbada sobre algo sólido.
Sin abrir los ojos pensé, "Estoy muerta", pero me pareció raro sentir mi corazón aún desbocado chocar contra mi pecho.
Con miedo, miré a mi alrededor. Me encontraba en una especie de esfera transparente, desde la que podía contemplar todo lo que se encontraba más abajo. Parecía que volaba cerca de las nubes, lentamente, con suavidad y facilidad.

Pero no estaba sola.

En frente de mí, observándome, se encontraba un ser bajito, humanoide y exageradamente blanco. Tenía los ojos grandes y brillantes, con poca esclerótica.

"Es un... ¿Extraterrestre?" Aquel pensamiento debió asustarme, pero no. No sentía miedo, aunque no sabría explicar por qué.
El ser me extendió su mano delgada, indicándome amistosamente, que me levantara. Lo hice.
Empezó a decir algo en una lengua incomprensible, yo no entendía nada. Negué con la cabeza.

Él extendió de nuevo su mano hacia mí, me agarró y me acercó a él. Estábamos mirándonos fijamente.

Entonces, puso su mano sobre mi pecho, con delicadeza y lentitud. Luego, esa misma mano, la dirigió hacia uno de los extremos del aquella esfera transparente y tocó la pared.
Comenzaron a salir diversas imágenes. Al principio, no entendía lo que veía. Le miraba, confusa, pero el hombrecillo me señalaba las imágenes. Me tocaba y me las volvía a señalar.
Empecé a comprender. Eran imágenes de los orígenes de La Tierra, explosiones, enfriamiento de materia, más explosiones, formación de nuevos elementos, conjunción de gases, lluvia, lava, tierra, mares, océanos, vida... a continuación se aceleraron las imágenes mostrando la evolución de la vida en la tierra. Animales, completamente prehistóricos, hasta llegar al hombre y su evolución. Empezó a verse la evolución de la civilización  y de las tecnologías hasta que, por fin, salió una imagen de mí, en la actualidad.

Comprendí, que ese ser conocía nuestro pasado, nuestra procedencia y nuestra historia. Pero ignoraba qué quería decirme con aquello.

Las imágenes desaparecieron y el hombrecillo volvió a girarse hacia mí, pero esta vez, en vez de tocarme el pecho con la mano, tocó el suyo. Seguidamente, y al igual que antes, tocó la pared. Nuevamente comenzaron a sucederse las imágenes, pero había algo extraño...

Parecían la mismas que antes.

Nuevamente, empezó a pasar la reproducción con mayor rapidez y, efectivamente, estaba volviendo a ver la evolución de la vida en La Tierra y la evolución del hombre. Pero más curioso aún, volvieron las mismas imágenes de la historia de la humanidad, hasta finalmente regresar a mí. Sólo que en esta ocasión, en lugar de detenerse la reproducción, siguió más allá, más allá, más allá... más historia, más edificios, cosas increíbles, ¡Inimaginables!...
Hasta llegar al hombrecillo blanco que tenía al lado.

Le miré, perpleja. Y él me miró, con sus enormes y brillantes globos oculares. Le sonreí, me sonrió.
Me invadió un grandísimo sentimiento de felicidad y las lágrimas brotaron de mis ojos.

Lo entendía.

No era un extraterrestre. De hecho, era tan terrestre como yo. No se trataba de un ser del espacio... ¡Sino de un humano, procedente del futuro! De ahí, la importancia de las imágenes. Me había mostrado que teníamos el mismo pasado, ¡Porque ambos éramos humanos! Sólo que de distintas épocas...
Y había venido, únicamente, para darme un mensaje de esperanza:

Había futuro para la humanidad... un largo y próspero futuro.








Ojalá fuera cierto. Sería bonito tener la certeza de que el ser humano no está abocado al fracaso y a la autodestrucción. :/

En fin, buenas noches y ¡A soñar!